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18 Asimismo el sacerdote hará que la mujer se mantenga en pie delante de Jehová, descubrirá la cabeza de la mujer y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos. El sacerdote sostendrá en sus manos las aguas amargas que acarrean maldición. 19 Entonces el sacerdote le tomará juramento y le dirá: “Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido ni te has mancillado, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; 20 pero si te has descarriado de tu marido y te has mancillado, y ha cohabitado contigo alguien que no sea tu marido

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